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Primera víctima del amianto de 2015 mientras la Agencia Europea constata la falta de prevención

Un extrabajador de CAF de Beasain, Emilio Sánchez Ballesteros, falleció ayer a consecuencia del cáncer derivado de la inhalación del amianto. La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ha publicado un trabajo sobre el cáncer ocupacional. Más de un 20% de trabajadores está expuesto a ese riesgo laboral

Otro trabajador, el primero de 2015, falleció por un mesotelioma bifásico o cáncer de pleura, un tipo de cáncer que aparece entre quienes han inhalado fibras de amianto durante su vida laboral. Emilio Sánchez Ballesteros, de 67 años, tenía reconocida incapacidad permanente absoluta por la Seguridad Social en febrero de 2014. Comenzó a trabajar en 1967 en CAF de Beasain en tareas de mantenimiento eléctrico, en contacto con el amianto, en la reparación de estufas y cubriendo con cinta los cables o manipulando placas de aislamiento de amianto. La Asociación de Victimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) denunció ayer «esta injusta y prematura muerte de uno de los socios mas activos» y reclamó del Gobierno Vasco «recursos para la investigación en el tratamiento del mesotelioma».

En 2014 fallecieron por amianto en Euskal Herria al menos 22 personas y desde 2008, que Asviamie contabiliza los fallecidos, suman ya 142 muertes.

Justo estos días atrás el Observatorio Europeo de Riesgos laborales, dependiente de la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo, ha publicado un amplio trabajo sobre «La exposición a los agentes cancerígenos y cáncer relacionado con el trabajo: Una revisión de los métodos de evaluación». A modo de conclusión el informe destaca tres realidades: que no hay datos concretos de seguimiento del cáncer laboral por parte de la mayoría de estados de la Unión Europea; que se utilizan estadísticas antiguas o parciales, sobre todo de los países nórdicos, ante la ausencia de un seguimiento de la realidad del cáncer; y, la fundamental, que la prevención de riesgos laborales frente al cáncer es inexistente.
Según el estudio, los datos del Sistema de Información sobre Exposición Ocupacional a Cancerígenos (Carex), «la exposición a agentes cancerígenos en el trabajo es común» y el número de trabajadores que se consideran expuestos superaba en 1990 los 32,3 millones. Otros estudios que se citan en el trabajo publicado por la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo los sitúan en 42 millones de trabajadores expuestos, lo que representa, en todos los casos, que más del 20% de las plantillas de la UE-28. En el Estado español uno de cada cuatro trabajadores estaría expuesto a agentes cancerígenos en el trabajo, según esos datos, y se calcula que a nivel europeo todavía más de 1,2 millones de trabajadores están expuestos al amianto, a pesar de que su uso está prohibido. Al benceno están expuestos 1,4 millones de trabajadores; 3 millones a los derivados del gasóleo; 3,2 millones de trabajadores a la sílice y 2,7 millones, al radón

Las exposiciones más comunes fueron la radiación ultravioleta del sol durante el trabajo al aire libre regular y el humo del tabaco ambiental, aunque admite que con las prohibiciones actuales habría disminuido el cáncer derivado del tabaco. Otras exposiciones que podrían haber disminuido incluyen el plomo, el dibromuro de etileno (un aditivo utilizado en la gasolina con plomo), el asbesto y benceno.

El informe insiste en que «la prevención eficaz de las enfermedades relacionadas con el trabajo requiere el conocimiento de las tendencias de exposición. La carga actual del cáncer ocupacional y otras enfermedades crónicas atribuibles a la exposición química a menudo se ha estimado sobre la base de estudios epidemiológicos y de exposición en el pasado». Para la Agencia Europea es «esencial» determinar el número concreto de los expuestos para adoptar la prevención adecuada. Recuerda también que «el trabajo a turnos de noche, que implica la interrupción circadiana, y trabajo sedentario se han identificado como posibles factores que contribuyen a la aparición de cáncer relacionado con el trabajo». Se lamenta que los trabajadores «apenas reciben la atención que merecen, ni en relación con la evaluación a la exposición ni a la prevención».

Los países nórdicos son, en este caso, los más avanzados. El estudio de cáncer ocupacional nórdico (NOCCA) es un estudio de cohorte muy grande basado en el seguimiento de toda la población que trabaja en uno o más censos en Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. El número total de trabajadores en seguimiento desde 2004 es de 15 millones y el número de casos de cáncer diagnosticados después de los primeros censos fue de 2,8 millones.

(Juanjo Basterra, Gara)